Reseña: Haru (1996) Dir. Yoshimitsu Morita

¿Alguna vez te ciber-enamoraste?

“Son las dos de la mañana, cuando escribo esta carta, parece más un poema de amor, desde alguien que te extraña…”

Así empieza una canción que grita desesperadamente, reencontrarse con alguien a quien amaste. “¿Qué extraño es el amor?” continúa la letra y es cierto, al menos para la época mexicana de los años 70’s. ¿Pero por qué evocamos esas mismas canciones y atravesamos los mismos sentires, hábitos y contemplamos ausencias con tanto dolor?

“Haru” es una película japonesa de 1996, dirigida por Yoshimitsu Morita y estrenada en cines el 9 de marzo de ese mismo año. Es precisamente la era donde las computadoras se adentran al imaginario colectivo asiático y comienzan a usarse como medios de comunicación. No olvidemos el anime “Lain” que tiene como recurso a la tecnología y fue estrenado dos años después.

¿No es extraño que una película como “Haru” pueda ser atemporal y mostrarse en el 2025 como algo cotidiano?

Haru es un hombre que vive sumido en la infelicidad por haber sufrido un accidente e impedir sus sueños como jugador de fútbol americano, se siente solo a pesar de tener una pareja y crea un perfil en un foro sobre cine, es así que conoce a “Hoshi”, quién arrastra un luto amoroso y constantemente se cambia de trabajo al no tener estabilidad emocional y ser perseguida por el fantasma de su pasado. Estos dos logran conectar de una forma tan íntima después de decirse mentiras sobre su identidad y sus vínculos amorosos. Ambos quedan solteros y se envían correos diariamente, o como diría esta generación: un dailychat.

En un Japón donde el capitalismo tardío se extendía además por todo Occidente, también lo hicieron esas dinámicas relacionales y amorosas que impactaron en ese país tan moral y rígido históricamente hablando. Las concepciones sobre la sexualidad, el comprometerse con alguien que no amas, vincularse con un usuario en internet y desconocer el rostro, no representa un peligro.

La película puede parecer lenta, pero cada secuencia hace justicia a las formas de filmar de Morita, quien ha abordado otros temas emergentes para su momento histórico como los “Pinku eiga” y los problemas de la posmodernidad.

Para entender a Haru no hace falta más que haber amado alguna vez en la vida y al mismo tiempo, haber sufrido por amor: Quiere decir, ser un humano. El soundtrack es ad hoc a la atmósfera que nos brinda la historia. Recomiendo “Feelin’ Blue” y “Hoshi” de Soichi Noriki.

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