Once de la noche en Villahermosa, Tabasco. La fila para acceder a la cochera de Black Rabbit serpentaba atravesando todo el largo callejón que a unos metros daba a la puerta del acceso. No recuerdo si alguna vez me llegó a tocar una fila de antro tan larga y con asistentes tan pacientes como ansiosos a su vez por entrar. Las indumentarias alternativas hacían de un propio carnaval los minutos previos al ingreso.

A las afueras se escuchaba la música, el caos conversacional de quienes gritaban a sus compañeros para hacerse escuchar entre tanto ruido o para liberar el éxtasis del momento, potenciado tal vez por algún caramelo. Me contagié de emoción. No sólo por las mezclas que empezaban a ser ingeridas por mis oídos y regurgitadas en mi sistema nervioso que demandaba a mi cuerpo moverme al ritmo de la música. Ir directo al dancefloor era ya un magnetismo inexorable. Pero tuve que aguantarme debido a mi labor de reportero. Como en pocos eventos, me vi tentado a abandonar mis labores, pero la ética profesional me lo impedía. Honestamente, quería sacar mi reportaje lo más rápido posible para disfrutar de la fiesta más grande que, hasta el momento, ha organizado Menea.

Al primer minuto me encontré con mi amiga Jennifer. Conocida ya por ser protagonista en un par de videos musicales dirigidos por Mauri.amv y Dano Castro para H¥oga. Me dio gusto verla en el evento.

Jenni parecía muy emocionada. Ni cómo contradecírselo, pues la vibra y la producción era cautivadora. Al constar la entrada de un espacio al aire libre, donde se encontraba también la barra de Trago, la gente aprovechaba el aire fresco para respirarse un cigarillo de tabaco o de marihuana, en lo que esperaban su turno en una sempiterna fila para comprar un azulito o una michelada con la ya tan característica mixología de barrio tepiteño que sólo Trago ofrece. Otros se aconchaban en un vehículo destartalado y caracterizado con el estilo de Menea, el cual se prestaba a la perfección para quien desease hacerse una sesión de fotos ahí mismo. Incluso yo me presté para tomarle fotos a una pareja y que me concedieran unas palabras para la revista.

Para esta edición de Menea decidí llevarme el reportaje más tranqui. Me abstuve de beber para concentrarme en las entrevistas, pero también con menor prisa y asegurarme de no saturar la nota con texto. Intento aprender de mis errores y considero que uno en el reportaje del Menea pasado Menea-lo con orgullo la cagué en hacer demasiadas entrevistas y descuidar otros aspectos como la fotografía. Podían mejorar. Me contuve la ocasión pasada en sacar el flash por temor a ser demasiado invasivo con los asistentes. Es la parte que se calle de los introvertidos que laboramos en este miedo: el temor a incomodar al otro.

Tuve una charla acerca de eso con mi amigo Mauri.amv, a quien no había entrevistado en eventos pasados pero casi siempre está presente como parte del staff de grabación de los after movies. Casi todo el contenido oficial que ven en redes sociales, si no pasa por el lente de su cámara, pasa por sus manos en el laboratorio de edición. Debo admitir que me enorgullece ver cómo ha crecido (literal y metafóricamente por los años de amistad que tenemos).

Después de nuestra conversación, Mauri continuó su trabajo grabando unos clips con Ari de modelo. Tomé ventaja de la iluminación que usó Mauri para tomar unas fotos de ella. Al terminar la entrevisté.

Ari siempre muestra confianza ante la cámara gracias a su experiencia como modelo. Un contraste muy diferente cuando se aborda a alguien sin conocimiento con una cámara y le pides que se deje tomar una foto. Hay reporteros fotográficos invasivos como Trevor Wisecup que sólo ametralla con la cámara a cualquier transeúnte y luego estamos los penosos como Mauri y yo que regularmente preguntamos antes de disparar el flash.

Y justo un ejemplo así viví minutos después cuando me acerqué a dos chicas desconocidas, preguntándoles si se la estaban pasando bien, fracasando en el intento de parecer amigable y logrando con éxito el de verme muy creepy. Cuando les dije que estaba haciendo reportajes para una revista me negaron —de forma muy amable, cabe aclarar— el responder mis preguntas.. Hasta el momento de estas publicaciones no me había ocurrido que alguien se negase. Rompió un poco mi burbuja. No todos quieren estelarizar un contenido en internet y debemos respetar esa privacidad de quienes sólo desean acudir al evento con sus amistades y pasar un buen rato.

Mientras paseaba por la bodega de Black Rabbit, contemplaba el decorado que hacía ver la elevación de presupuesto para el rave. Un inflable gigante de payaso permanecía cual centinela sentado en las escaleras, dando un aspecto macabro y Stephenkingniano (¿Ese podría ser un adjetivo? Me lo acabo de sacar de las nalgas). Era como si hubiesen traído de invitado especial al payaso de Muebles Dico que se encuentra en Paseo Usumacinta.

Un grupo de paramédicos se encontraba a un lado de él, entreteniéndose en sus celulares para combatir el aburrimiento de la noche y  a la espera de si surgía alguna emergencia. Esto fue un gran acierto por parte del staff de Menea, ya que muchos asistentes me confesaron el sentirse en un espacio seguro al mirar desde el principio que contaban con personal para atender emergencias. Nunca falta el que se atasca con los waxazos o quien cree que podría aguantar toda la noche sin haber cenado.

Me sorprende que Frida no haya recurrido a hipérboles para referirse al “calorcito” de Villahermosa, porque, superramadre, yo estaba bañándome en sudor. Se me había ocurrido llevar en conjunto con mi outfit una field jacket, regaló de una amiga diseñadora llamada Itza Godínez, @it_goch para la banda Instagramer, alias Pitza del Mal, fun fact: la modelo que salió en la primera portada de esta revista. Me puse el abrigo pregonando la máxima de “si el outfit está chido, el calor es mental”. Puras jaladas. Me fui a la barra de trago para comprar un agua y no tener que interrumpirles con un golpe de calor la telenovela en TikTok a los paramédicos.

Ya en la fila de Trago.Trago.Trago, me encontré con dos colegas: Bárbara León y Luis carrillo. Barbie se dedica a la producción audiovisual y, aunque no tengo mucho de conocerla, ya muchos camaradas del medio me habían hecho mención de ella y su talento.

El caso con Luis Carrillo era distinto, puesto que él y yo fuimos buenos amigos en la carrera de comunicación. Luis fue de los primeros compañeros con quienes conecté en visión de trabajar en medios audiovisuales. En otras palabras: éramos los cinéfilos mamadores que se la pasaban hablando de directores rusos entre clases. Sí, esa clase de snobs. La primera vez que participé en un proyecto cinematográfico que consideré grande fue con él, cuando emprendió con el cine en Tabasco formando la casa productora Kinexpression, ahora mutada —por así decirlo— en Seis Monos.

Ojalá no crean que me aprovecho del espacio para hacerle shotout a amigos y gente que me cae bien. Sí, tal vez y sí es un poco así, pero la fortuna de eventos así es que me permiten llegar a encontrarme de nuevo con personas con las que, por circunstancias de la vida godín, no es tan frecuente verla.

El show de la headliner, Rixxia, había comenzado. Esta vez, me propuse ver el show completo. Cosa que, admito, no hice cuando Alexia Malo —¡perdón!—. Dije al principio que aprendía de mis errores y considero que en el Menea pasado uno de ellos fue no contemplar con atención el show de la headliner. Me enfoqué tanto en las entrevistas que descuidé esa parte y me arrepentí de no poder entregar una reseña de ello. Bueno, pues esta vez sí hice la tarea. Me hice la misión de disfrutar el espectáculo como un asistente más. Uno muy inventado que cargaba dos cámaras. Fumé un porro, me fui hasta la parte de enfrente, me puse mis gafas oscuras más para camuflajearme entre todos y dejé que Rixxia me llevara entre sus mezclas que oscilaban entre el techno más agresivo y el más melódico con bases rítmicas que me hacían sentir más en una fiesta de reggaetón.

Rixxia demostró ser una aventada, en el sentido figurado y literal de la expresión porque a medio toquín se lanzó al maremoto del público para zapatear con ellos. La banda se prendió. Rixxia nos supo manejar con agresividad pero con la confianza de que nos estacionaría en un buen lugar, como el momento donde sampleó la rola de “Inténtalo” del grupo 3BallMty. Sentí que de un empujón me devolvió a las tardeadas de la secundaria técnica, cuando me peinaba con los pelos parados y me perforé la oreja a escondidas de mi mamá. Parece el destino que justo hace unos días hubiese decidido recordar esa apariencia haciéndome el mismo corte y volviéndome a perforar la oreja.

Estaba disfrutando el show pero no me resistí a seguir reporteando después d de que un compita afablemente me rolara un toque. Se me ocurrió intentar grabar ahí mismo sólo para quitarme la duda de si lo podría escuchar después.

Cuando terminó el show de Rixxia me lancé a preguntar en staff si podría entrevistarle. Muy en buen pedo me permitieron pasar a camerino con ella para que me concediese unos minutos. El espacio donde descansaba Rixxia estaba climatizado y bastante cómodo para su estadía en tierras sureñas. Si ni nosotros toleramos el calor de acá, la bandita de zona centro y norte la sufre más.

Me encontraba emocionado por esta entrevista, ya que la había preparado con varios días de antelación y traía sorpresas conmigo. Fui preciso y directo. Soy consciente que no cuento con el privilegio del tiempo así que opto por ir directo al grano, haciendo preguntas específicas y esperando la inesperada reacción de sorpresa al ver que el reportero hizo su tarea e investigó muy bien antes.

Sí, es la primera vez que vengo aquí, la neta está increíble, me encantó, estuvo muy cabrón, me la pasé muy muy cabrón, no pensé que la gente me fuera a recibir tan chido y la neta, lo agradezco un chingo, estuvo bien verga. Todo el mundo súper chido, la neta le digo al Yung Dupe que me parece chingón que aquí en Tabasco haya algo así, un movimiento tan chido de la música, o sea, siento que hace mucho no podía tocar un set así de música que realmente me gustara porque como que la banda luego se fresea al escuchar ese tipo de cosas, ¿sabes? Diferentes.

La verdad es que siento que el Flow Fest o así obviamente son espacios más grandes y obvio va más banda a verte, de que es otro tipo como de experiencia y de nivel en el que tienes que jugarla en el escenario, ¿sabes? O sea, no como nada más quedarte como tipo atrás del DJ booth y en eventos chicos como Mene y otros que se desarrollan en la ciudad también y así de que es muy verga poder hacer como un show híbrido de estar en el DJ booth y poder ir adelante y janguear con la banda y la gente responde muy bien, o sea, es como un mini festival menea, literal, literal, qué locura tocar aquí, qué chido.

Yo estudié en Casa Azul y en TV Azteca la carrera de actuación, la acabo de terminar de que en abril de este año y, güey, o sea, la neta es que todo lo que ves ahí lo aplicas en el escenario, tener presencia, de que hacer como las cosas con energía, conectar con tu audiencia, con tu público, hacer las cosas genuinas y sentirlas un chingo.

Entonces siento que en la música, como que todo el tiempo hasta me da TDAH y me desconecto, me pongo en mi trip, porque neta me mama como solo sentir lo que eso me hace sentir, ¿sabes? Lo que la música me hace sentir, entonces es algo muy chido que te fusionas con el escenario y luego que también cantar, pues justo estoy implementando mi set híbrido que es cantar junto al DJ set y pues la neta es muy chido de que también salir a la tarima, cantar tus canciones que has escrito, un sentimiento que te lo dan pocas cosas y está muy chido, güey.

El director de mi escuela, que se llama Raúl Quintanilla es un güey muy chingón que me enseñó muchas cosas, es alguien muy chido, yo creo que le dedicaría muchas cosas que vienen más allá como de la actuación, fuera de eso, como el tener seguridad en ti mismo, salir y hacer las cosas, confiar en ti, de que si la cagas no hay pedo, si tú lo conviertes en un pedo sí se nota, pero como que no hay problema si la cagas, entonces, siento que eso me ha dado el plus, igual conectar con la audiencia y conocerla en persona y decir, verga qué chido conectar con la gente y está bien perro eso

Mi mamá justo es maquillista y me ha maquillado en varios videos que he salido, en el de Yeri Mua, con el remix con Yeri, You’re Such A Lame, también en mi último video que hice, que se llama dramática, que hice un mosh pit hoy aquí y no puedo creer lo que la gente reaccionó también y saltó güey, ¿sabes? Estuvo bien verga.

Yo creo que en el medio artístico siempre he sentido la necesidad de tener esta adrenalina al subirte a un escenario y ser la estrella, o sea, como que siento que no tanto ser la estrella pero yo era la morrita castrosa, güey, que de chiquita organizaba los bailes en su casa, en el estacionamiento y así, esas cosas que son raras.

Yo fui porrista, güey, al chile, como que de morrita todo tenía que ser perfecto, era una academia muy dura y era todos los días entrenar de lunes a domingo, seis horas, duré hasta los quince años, en la adolescencia yo creo que me perdí, en las drogas, me perdí y yo dije, verga no sé si quiero este pedo y obviamente sí me dejó la disciplina cabrón de hacer las cosas y darte un máximo esfuerzo cuando haces las cosas y lo mismo conecta a la actuación, tener energía, presencia en el escenario, como que todo se conecta en una sola cosa, que es esto, el brillar.

Esta magia que sucedió en el escenario hoy, siento que aquí solo me dejé llevar y disfruté, ¿sabes?, como que fue muy sencillo solo conectar, hay lugares donde tienes que sufrir esta ansiedad de saber si le vas a caer bien al público, si va a funcionar tu música, cualquier cosa, pero siento que cuando vienes con la convicción de decir “voy a disfrutar lo que estoy haciendo y voy a escuchar la música y me dejaré llevar” todo funciona naturalmente, no se tiene que forzar, güey.

La neta yo sí soy bien ansiosa, de que soy la cosa esa naranja de Intensamente 2. Hay momentos donde me da un chingo de ansiedad estar ahí y pensar como mi perfeccionismo de que esta rola sí, esta rola no, será que les va a gustar, como que todo hace crash. Luego llega un momento en el que digo “ay, ya, calma”. Como que es un ejercicio cagado.

Muchas gracias por recibirme aquí, se viene mi próximo video que es de mi segunda canción que saqué, “dramática”, igual una canción que tengo con un amigo que se llama Luca y se viene pronto ese video, está muy cagado güey, es un video donde rompemos una tele, cosas así de que vasos, latas, todo y va a estar bien verga, creo que sale entre esta semana o la próxima, pero sí, gracias por recibirme aquí.

Al finalizar con la pregunta acerca de su experiencia como cheerleader me quité la mochila y saqué el obsequió que tenía guardado para ella. Una medalla olímpica adaptada a una cadena que simulaba a un alambre de púas y que pensé que era ad hoc con el estilo que veo gusta portar. Me llenó de alegría su reacción, primero la sorpresa, la pena de ruborizarse y luego el pleno agradecimiento. Nos dimos un abrazo y nos despedimos. Antes de salir del camerino escuché cómo le decía a su Riivva “hey, es que neta sabía todo sobre mí”. Me llevé eso como una calificación de éxito para mi trabajo de reportero.

Ahora sí, pensé, “vamos a hacernos mierda”. Pensé en degustar algo de la barra pero ya el cansancio estaba apoderándose de mi ánimo de aferraftear. Es una chamba pesada, créanme. Preferí terminar de disfrutar el show con lo sentidos no (tan) alterados y echar el cotorreo con algunos compas. A esas horas de la madrugada el ambiente continuaba bastante prendido. La gente paseaba degustando lo último que quedaba en barra. Muchos compañeros que se encontraban trabajando en la creación de contenido también estaban tomando sus merecidos descansos. Dano, como pocas veces, se permitió tomar un vaso y mientras platicábamos de cómo estuvo la chamba guardé sus comentarios para este reportaje.

El reel del payaso se hizo bastante viral y se disfrutó como un contenido publicitario fresco y original. Ayudó mucho a la difusión del evento, así como el pedigree que ya tiene Menea con sus ya siete ediciones.

Twenty-Twenty también estaba descansando después de estar toda la noche en la caja de Trago, cobrando y haciendo cuentas matemáticas que de sólo pensarlo me mareo con alucinaciones de números orbitando en mi cabeza. Quería saber más sobre cómo era ese trabajo de atender en un evento grande.

Cuatro de la mañana en Villahermosa, Tabasco. Prenden las luces y el público entiende que es la señal de salida. Habrán quienes el hambre de fiesta no les fue saciado y acuden a otro lugar, habrán quienes disfrutaron la aventura y expiaran pecados al día siguiente con una cruda o trabajo. Una estampida atraviesa la bodega de Black Rabbit, observando algunas bajas de aquellos soldados que cayeron en batalla y se recuperan lentamente de una pálida.

No vi caras decepcionadas, sólo gente cansada con una sonrisa en el rostro. Yo caminaba hacia la salida cuando pude encontrarme con Woodman. En el reportaje anterior de Menea me anticipó que esta edición estaría en otro nivel, que sería mejor, y no faltó a su palabra. Le expresé mi admiración y, como siempre, supliqué por algunos adelantos de la próxima edición.

Me despedí y me dirigí a la puerta de salida. Mirando al resto de band que aguantó hasta el final me preguntaba qué sería lo siguiente en sus vidas. No hubo after ni escena poscréditos para mí. Llegué a casa para dormir y editar al día siguiente muy temprano las fotos para este reportaje. Otros personajes tendrán sus historias y, de ser posible, espero escucharlas en la próxima edición de Menea.

Bueno, qué más. No pensé en un final remate para esto. Fue una buena noche, no tengo nada más que decir. Disfruté el show, disfruté mi trabajo, disfruté estar rodeado de mis amigos, porque a todos los considero así. Todos volvemos a nuestra cotidianidad, a las vicisitudes diarias, esperando momentos así que nos recuerden por qué vale la pena trabajar tan duro.