Escribir no es para dinosaurios
Hola, si nadie te lo ha dicho: ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? Espero que estés bien, y si no es así, espero que pronto puedas estarlo.
Antes de comenzar, me gustaría decirte un par de cosas. Mi nombre es Mitch. Soy un Dinosaurio, siempre ando en moto y siempre estoy escribiendo.
Llegué aquí como llegaste tú: dándole «me gusta» a un post en alguna red social, con la esperanza de encontrar algo que valiera la pena ser leído. ¡Y se logró! Los reportajes de Gardu a pie de escenario en la nueva escena musical tabasqueña son algo que promuevo y respaldo. Esto me llevó a intercambiar un par de comentarios, nacidos del respeto inmediato que surge cuando lees algo bien escrito, y nos dimos cuenta de que aquí podíamos crear algo nuevo e interesante. Y bueno, aquí estoy. Escribiré cada 15 días en este espacio, que he decidido que lleve por nombre “Escribir no es para Dinosaurios”.
Bienvenidos.
¿Por qué una revista?
Vivimos en un mundo acelerado y consumista, donde la productividad y la generación de emociones inmediatas son lo más valorado. La máquina de carne molida de los algoritmos ha flagelado el cerebro de nuestra generación al punto de que ya no podemos prestar atención a algo por más de 30 segundos. Por eso, volver al viejo y confiable “texto” podría parecer una locura para muchos.
Irse para poder volver. La nueva post-post-post ¿cultura digital? Me permite regresar al punto de partida y preguntar: ¿Qué salió mal? El feed (del que me declaro enemigo) está creando una generación de adictos al porno, a las apuestas y a los debates sin sentido. El simple hecho de tenerlos aquí leyendo es una victoria heroica para los que (aún) no claudicamos y queremos crear algo nuevo.
¿Y ahora…?
En “Escribir no es para Dinosaurios” tendremos la siguiente filosofía: Descubrir lo fascinante en lo cotidiano. En esto radica lo más importante de nuestra existencia.
No será fácil discernir entre lo que es o no es fascinante, pero a lo largo de mi vida he logrado hacer dos grandes distinciones en lo que al arte se refiere: lo inmediato y lo sagrado.
Estamos en el auge del arte inmediato; en 2024, es tan fácil como meter dos o tres palabras en un motor de inteligencia artificial para obtener una fuente inagotable de pinturas, canciones, personajes, historias… listas para ser consumidas y, sobre todo, olvidadas al instante.
Lo sagrado, por fortuna, aún necesita algo de humanidad. Es todo aquello que trasciende a sí mismo; es casi como un milagro perpetuo. Son esas cosas que se quedan con nosotros a lo largo de nuestra vida: la frase de algún personaje de un manga, la pintura de un paisaje que te recuerda a tu infancia o una canción con la que te rompieron el corazón. Ese arte sagrado está en lo etéreo del imaginario colectivo, listo para que, en lugar de una plegaria, le otorgues valor y te devuelva su sagrado propósito. Veremos mucho de eso aquí.
Cosas emocionantes están pasando. Ustedes no se acuerdan, pero antes todo esto era monte. A Facebook solo entrabas para adornar tu casita en el Pet Society, las redes sociales se habitaban de una manera diferente; eran círculos pequeños e inmediatos donde se hablaba exclusivamente con gente que previamente conocías.
Y entonces, alguien se comió un murciélago y una pandemia mundial sucedió entre los años 2020-2022. ¿Se dan cuenta de lo poco que mencionamos la pandemia cuando hablamos de repercusiones sociales? Es como si quisiéramos olvidar que esos años pasaron, pero pasaron… y pasaron muchas cosas.
Durante la pandemia, muchas personas perdieron su trabajo, y los que no, tuvimos que migrar a un mundo completamente digitalizado, tanto laboral como socialmente. El problema es que esto era tan novedoso y en una situación tan límite que simplemente nos pusimos a hablar con cualquiera que remotamente tuviera algún interés similar al nuestro: ¿te gusta Pokémon? Agregar. ¿Te gusta la música electrónica? Agregar. ¿Le vas al América? Bloquear y denunciar por terrorismo.
Y así, nos volvimos una sociedad altamente digitalizada y acostumbrada al ecosistema de las redes.
Pero gracias a la ciencia y a un par de científicos locos, logramos sobrevivir y vacunarnos. Así que, ya fuera, nos dimos cuenta de que esos perfiles con los que hablábamos, esos avatares de Minecraft, eran amigos que muchas veces estaban más cerca de lo que esperábamos. Tenían cara, cuerpo e historias. Y tal vez, solo tal vez, nos agradaban más de lo que podíamos aceptar.
Nos entró un rush tremendo por intentar vivir en meses lo que no vivimos en años. Realmente, la sociedad pre y post-pandemia no se parecen en nada. Estamos en un punto aceleracionista queremos que todo se vaya a la mierda lo más rápido posible, pero hay algunos como nosotros que no estamos particularmente enojados con nadie, con ninguna minoría o con ningún partido político. Nos da igual; realmente, queremos bajarnos un rato del monorriel antes de que caiga por el desfiladero, sentarnos en una sillita al lado de las vías y decir: ¿Qué hay de nuevo, viejo?
Y para eso está la revista RUiDO, para hacerles llegar a ustedes la completa y absoluta certeza de que afuera de ustedes un mundo existe y sucede, un mundo que no fue programado por un esclavo marroquí en un startup de Silicon Valley. Somos personas, reporteros, escritores, que están pendientes de las cosas nuevas y emocionantes que están pasando. ¡Aquí! ¡En Villahermosa! ¡En tu municipio! ¡En México! ¡En el mundo! Cosas hechas por gente como tú, y es hora de que las conozcas. Necesitamos tu confianza, danos clics, que te devolveremos oro.
Excelente post, mi terapia post pandemia fue que me hice alcohólica
Siempre un gusto leer a Mitch, sobretodo cuando fluye de manera natural, sin mayores pretensiones. De manera natural surge un estilo suave, fluido, sin pose, literario, con la fuerza de la sencillez, sin afectaciones. Felicidades.
Hola Mitch, gracias por preguntar, en este momento estoy bien, con una sonrisa que me quedó después de leerte, tiré como 3 carcajadas y recurrí al diccionario por 2 palabras porque a veces el sukrol pierde efecto en mi y viajo al “no se que de no se cual” impidiéndome entender e hilar una idea completa de lo que leo, creo que eso es causa también de la pandemia, da igual, terminé de leerte y muy gustosa regresaré.
Estamos viviendo en una generación más conectada por las redes sociales, pero más distanciada en lo social y peraonal.
Como dices bro, en la cultura de lo rápido, nadie se da el tiempo de conocer ya a las personas, ni sus gustos en común ni nada.
Que chido qué sigas escribiendo y por acá andaremos.